lunes, 31 de octubre de 2016

¡Un viaje de muerte!

Eric y Leo  habían quedado en el bar “Los Delirios”.  Rosa, Ana y Luis vivían al otro lado del pueblo, no muy lejos del cementerio, y también se reunieron para encontrase con sus amigos en la parada del autobús a las 20:30h.
Era la Víspera de Todos Los Santos y en el pueblo vecino de Valle Oscuro se celebraba la fiesta anual de Halloween.
Todos se habían disfrazado y les resultó algo difícil reconocerse entre tantas brujas, hechiceros, diablos, muertos vivientes  y calaveras.
Se subieron al autocar y se quedaron impresionados de la decoración en su interior: había telarañas por el techo y las esquinas, los sillones y las cortinas estaban rotos, la tapicería desgarrada y  sonaba de fondo una espantosa música de ultratumba.
Entre el asombro y las risas se acomodaron en la parte delantera  y , enseguida,  el autocar se puso en marcha.
Apenas hubieron recorrido varios kilómetros cuando el vehículo realizó un cambio de sentido y se dirigió de vuelta al pueblo.
Con la oscuridad de la noche no pudieron reconocer exactamente  dónde se encontraban, así que  uno de los chicos decidió acercarse al conductor para preguntarle sobre aquel incidente.
Para su asombro, el hombre parecía estar totalmente ido: su cabeza se movía dibujando círculos y su boca balbuceaba sonidos difícilmente inteligibles.
El chico tocó el hombro del hombre quien cayó hacia delante y golpeó el claxon, que comenzó a sonar de forma estruendosa y continuada.
En unos instantes el kaos se había apoderado del autobús  y  sus ocupantes arrancaron  a correr y gritar como histéricos en su interior.
La única que permaneció en su asiento fue  Rosa. Había intentado llamar a sus padres para contarles lo sucedido pero el móvil no funcionaba… Sin embargo, consiguió tranquilizarse al comprobar que conocía el lugar al que estaban llegando.
Dos farolas iluminaban con una  luz muy tenue la entrada del cementerio. Los jóvenes volvieron a  sus asientos y  el autocar realizó una parada.


Las puertas se abrieron , una ráfaga de aire gélido se introdujo en el interior y  comenzaron a subirse toda clase de seres de aspecto aterrador que desfilaron por el pasillo hasta alcanzar los asientos traseros.
¡Ni el mejor de los disfraces que habían visto podía compararse con aquellos!.
El autobús reanudó la marcha y empezó a circular..nadie hablaba, ¡se les había helado el aliento a todos!.
¿Quiénes eran aquellas criaturas?, ¿qué estaba pasando?, ¿a dónde se dirigían?.

Volvió a sonar la música del casete. Las ánimas sonreían, ¡ no querían perderse la  fiesta de Halloween!.
El autobús realizó una nueva parada: habían llegado a  Valle Oscuro.¡Todos los ocupantes abandonaron el vehículo!.


Margarita Ossorio Montero +++


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