domingo, 30 de octubre de 2016

INGUMA

Naamah miraba distraída por la ventana el vuelo de los cuervos que revoloteaban alrededor del milenario roble, situado justo en medio del gran jardín que rodeaba la universidad. 
El señor Amazarac, profesor de mitos y leyendas, se dió cuenta de que la mayoría de alumnos imitaban el comportamiento de Naamah, prestándole nula atención. Así que calló de repente y se subió encima de la mesa, consiguiendo así la atención de todos los presentes.

-          Ya veo que no os interesa lo que os estoy contando y como se acerca la noche de Samhain, voy a explicaros la historia del demonio Inguma. – dijo el profesor con voz de ultratumba.

“Mau Mau o Inguma, también llamado Lamashtu en la demonología sumeria. Este demonio es uno de los demonios más malignos y despiadados. Un espíritu tan antiguo como el mundo, que arranca de los brazos de las madres a los niños para comerse su carne y beberse su sangre. Pero vosotros también debéis temerle ya que se alimenta de las almas de todos aquellos que sean puros.

Inguma es el creador de los malos sueños, las pesadillas y los terrores nocturnos. En la oscura noche, atraviesa las puertas convertido en niebla y se cuela por las rendijas más pequeñas hasta llegar a los pies de la cama de todo aquel que duerme. Si tenéis suerte, tan solo pasaréis una mala noche.

 Pero si el demonio quiere jugar, preparaos porque no descansareis hasta que os de muerte. Inguma os torturará cuando más indefensos os encontréis, sumidos en un plácido sueño que se convertirá en una eterna pesadilla. Sufriréis todos y cada uno de vuestros miedos, vuestras angustias se harán realidad y reviviréis vuestros temores una y otra vez, hasta que Inguma quedé satisfecho. 

Entonces, posará sus labios sobre los vuestros y vuestro último aliento será suyo para siempre. Y no creáis que así descansaréis, vuestra alma se unirá a su ejército de muerte. “

Naamah quedó hipnotizada por las palabras de su profesor. Sumida en el mundo de horror que había imaginado mientras él relataba la historia del demonio Inguma, no escuchó la campana que anunciaba el fin de las clases y cuando despertó de su ensueño todos sus compañeros se habían marchado y tan solo quedaba en clase el señor Amazarac.

Recogió sus cosas rápidamente y se dirigó hacia él, todavía con la mente obnubilada.

-          Profesor Amazarac, me ha dejado fascinada la historia de Inguma. ¿Podría contarme más sobre la cultura de la que proviene este demonio?  

-          Por supuesto Naamah, me alegra que te haya gustado esta leyenda. Todos los años en la noche de Samhain suelo reunirme con unos amigos para celebrar esta festividad. Si te apetece puedes venir, esa noche siempre contamos historias sobre mitología y precisamente iba a hablarles sobre Inguma.

Naamah salió de clase con una sonrisa, fantaseando con la idea de descubrir nuevas historias que habrían surgido años atrás para convertirse en leyendas y pensando que quizás, más que cuentos la gran mayoría debían de ser ciertas.

A las doce en punto tal y como habían quedado, Naamah llamó al timbre de la casa del profesor. Este la recibió vestido con una capa blanca, que ocultaba completamente su ropa y una capucha que dejaba entrever vagamente su rostro. Su brazo derecho sujetaba un candil que mantenía en alto y en su brazo izquierdo reposaba otra completamente igual, que le tendió a Naamah al tiempo que susurraba:

-          Pasa y ponte cómoda, estás en tu casa. Solo te pido que te pongas la capa, todos la llevamos y significa algo muy especial para nosotros. Más tarde te lo explicaré, ahora acompáñame abajo. Todos están deseando conocerte.

Naamah siguió al señor Amazarac por los pasillos tenuemente iluminados, hasta llegar a una puerta roja que se encontraba al final de la casa. El profesor abrió la puerta, desde la que pudo ver unas escaleras de caracol que descendían varios pisos y una intensa luz roja que iluminaba desde el fondo.

Con un rápido gesto que no alcanzó a adivinar, Amazarac la empujó con fuerza haciendo que se precipitará hacia la luz roja. Naamah rodó por los escalones gritando, intentando agarrarse a algo que parará la caída, pero un golpe la dejó inconsciente, tendida a los pies de la escalera.

Cuando su consciencia volvió y pudo abrir los ojos, Naamah quedó horrorizada. La habían atado de pies y manos sobre una gran losa de piedra. Estaba desnuda y llena de cortes que no dejaban de sangrar, creando pequeños ríos rojos que recorrían la losa hasta sus pies y formaban una cascada de sangre, dónde se amontonaban sus compañeros de clase aunque le costó reconocerlos. Con los ojos desorbitados y las capas manchadas de rojo, se peleaban entre ellos para conseguir beber de la sangre que resbalaba hasta el suelo.

Intentó liberarse de las cadenas que la ataban, pero su cuerpo no respondía. Quiso gritar por si alguien la oía y lograba rescatarla, pero sus labios no se movían. Sintió un escalofrío al oír una voz que susurraba a sus espaldas y que ella conocía perfectamente.

-          Naamah, Naamah…Quién juega con fuego puede quemarse, no debiste tentar al diablo.  ¡Inguma, oh dios de los eternos! Vestido de blanco te entrego al ser más puro de todos los tiempos, con su sangre tiñe nuestros cuerpos y con su alma llévanos contigo al eterno infierno -dijo el profesor acercándose a sus labios.

El frío se apoderó de su cuerpo cuando los labios de Amazarac rozaron los suyos y las lágrimas brotaban sin cesar resbalando por sus mejillas. Sentía como su último aliento la abandonaba poco a poco, colándose entre sus dientes hasta las fauces del demonio. Sus manos habían dejado de arañar la losa, sus pies reposaban inertes y sus ojos sin expresión…ya no tenía fuerzas para luchar.

Cuando los labios del profesor se alejaron de Naamah las cadenas que la ataban se liberaron, sus ojos se tornaron fuego y de su espalda salieron unas enormes alas negras que la elevaron hasta el techo.


Por fin Amazarac tenía a su ángel caído,la líder que los guiaría hacía el infierno y a un grupo de alumnos muertos sedientos de sangre. Y juntos, atemorizan a los pobres ingenuos que osan sumirse en un placentero sueño, robando sus almas para convertirlas en guerreros de Inguma...en guerreros de la muerte. 

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