viernes, 14 de octubre de 2016

Historia de Halloween

Erase una vez, hace mucho tiempo, una pequeña tribu celta Era un lugar tranquilo donde todos sus habitantes convivían en paz y armonía. 

El otoño ya había llegado y con el vino un forastero perdido en busca de un lugar para pasar la noche. 

Un druida (el sabio del pueblo) le ofreció su morada. Le dijo que podía pasar unos días hasta que encontrase su camino a seguir. 

El forastero agradecido colaboraba con los habitantes en sus tareas, y siempre oía la palabra "samhain". Intrigado por saber que era, le preguntó a su hospedador.  

El le explicó que se trataba de una festividad de finales de octubre (concretamente el último día), donde celebraban el final de la cosecha y el año nuevo (celta). El hombre escuchaba muy atentamente a sus palabras con gran interés, así que, el druida  continuó explicando en que consistía y le invitó a la celebración. Ante tanta hospitalidad se quedó, pues quería vivir el acontecimiento que movía a todo el pueblo.  

Llegó el día 31 por la noche. Habían muchas hogueras y todos caminaban alrededor de ellas con animales o sus pieles y máscaras. 
Le contaron que lo hacían para  de purificarse. Se tapaban la cara con unas máscaras, para protegerse de los espíritus,  pues llegaba la parte más oscura del año, con menos comida y habían muchas muertes 

Era un día especial para ellos, ya que creían que se abrían las puertas del mundo de los muertos y sus almas juntamente con la de otros espíritus podían transitar libremente entre ellos.  

El forastero se puso las máscaras, ofreció bebidas y comidas a los espíritus por así mostrar su respeto y estar en comunión con ellos 

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