domingo, 30 de octubre de 2016

Jack Silence: el orígen.


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Jack Silence había pasado su vida entre sangre y violencia. Cada tatuaje de su cuerpo honoraba a cada una de las viudas que dejaba a su paso. Mientras otros pistoleros eran hábiles en el uso del revólver, Jack se había especializado en el uso del cuchillo, en sus distintas artes, el degollamiento o el lanzamiento a distancia para atravesar el corazón de su vícitma. Nunca una víctima era inocente, todas merecían la muerte, a menos, eso era lo que pensaba Jack.

Nunca nadie le oyó hablar, susurrar o gritar. Hacía honor a su apellido, porque su único lenguaje era el de las armas blancas, rápidas y mortíferas, justicieras. Pero de todo eso ya hace mucho tiempo.

Desde hace una década Jack Silence es ahora conocido como el predicador Jack. Cansado de ser el mejor aliado de la muerte, decidió redimir sus pecados y dedicar su vida a difundir la justicia divina y el perdón en lugar de violencia y muerte. Desde que inició esa nueva vida, jack había alcanzado la paz interior, e incluso el amor, encarnado en su esposa Mary Ellenne Sullivan, y en sus dos hijos, el mayor de ellos Jack, y la pequeña Susan.

Pero los fantasmas del pasado siempre regresan cuando menos lo esperas. Aquella mañana, Harry, el hijo del sheriff entró rápidamente en la parroquia, para pedirle a Jack Silence, el predicador que corriera a conceder los santos sacramentos a su padre, que yacía moribundo en medio del pueblo, tras un tiroteo con unos pistoleros.

Jack montó a su caballo y galopó junto a Harry las 3 millas que separaban la parroquia de Jack del pueblo. Cuando llegó, el padre de Harry ya había fallecido, pero aún así le practicó la extremaunción como su fé mandaba.  Jack entró en el Saloon del pueblo en busca de los pistoleros que habían matado al Sheriff, pero el tabernero avisó a Jack que hacía un buen rato que habían marchado del bar.

Cuando Jack regresó a su casa, sonaron varios disparos. En la puerta de la casa, yacía muerta su pequeña Susan, y todavía estupefacto, pudo observar como su hijo Jack salía corriendo de la casa y un disparo por la espalda atravesaba sus pulmones.  Jack se apresuró a entrar en la casa, y comprobó como 5 personas se turnaban para violar a su mujer que estaba desnuda en el suelo y golpeada. Jack se avalanzó sobre el pistolero que en esos momentos montaba a su esposa, pero los otros cuatro le atraparon, y le ataron a una columna, inmovilizado, para que siguiera observando la violación hasta su final. Cuando el último de los hombres hubo satisfecho su necesidad sexual, dispararon a Mary Ellenne en la cabeza.

¿Recuerdas lo que hiciste a mi hermano Jack?. Fue lo último que escuchó Jack Silence el predicador antes de morir con un disparo en la boca.

Los pistoleros se marcharon del pueblo y las gentes del pueblo enterraron al predicador y a su familia, así como al Sheriff de la ciudad, en el cementerio del condado, pero ningún cura quiso conceder ni a Jack ni a su familia los sagrados sacramentos, al entender que Dios había pasado factura de los crímenes anteriores de Jack.

Pasó un año de la tragedia. El pueblo había recobrado la normalidad. Casi nadie recordaba o quería recordar lo sucedido, pero las bestias de la noche pueden cambiar el rumbo de la historia. Aquella noche, una manada de lobos irrumpió en el cementerio y los lobos excavaron en la tumba hasta que el cuerpo de Jack quedó al descubierto. La lluvia pronto convirtió el cementerio en un lodazal, pero entre el lodo, se veía la imagen de un predicador, vestido de negro y con el alzacuellos blanco intacto. Las botas negras de Jack también estaban intactas. Su cara estaba completamente desfigurada, casi era una calavera. De las cuencas de sus ojos salían gusanos, y de la nariz salían dos arañas que habían construído allí su nido.

La lluvia arreciaba y la tormenta eléctrica también estalló. Los lobos permanecían alrededor de la tumba, y una figura humana se acercaba a la tumba de Jack. Era Selene, la mujer pelirroja perseguida por brujería de quien se dice que había yacido con el mismo demonio.  Selene miró al cielo y gritó unas palabras incomprensibles que provocaron la huída de los lobos, y que un rayo cayera del cielo hasta impactar con el cuerpo de Jack.  Al cabo de unos minutos, Jack se levantó del suelo, en su torso podían leerse las palabras Black Sabbath, y un cinturón con cuchillos rodeaba la cintura de Jack. Selene se dirigió a Jack para encomendarle su misión, matar a todos quienes negaron los sacramentos de los difuntos, y vengar la muerte de su familia. Pero Selene tenía también otro mensaje para Jack: ofrecerle vida en la muerte a cambio de que su señor, el demonio se quedara su alma. Jack renunció a su dios y clamó venganza. De esta forma, Jack se convirtió en el silencioso predicador satánico que está detrás de cada muerte no explicada que se produce en el mundo.

Ahora, la muerte es tan silenciosa como los cuchillos de Jack, que entrega a satán todas las almas arrancadas a Dios.


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