miércoles, 2 de noviembre de 2016

EL ritual de Jeff the killer


Corría el año 1666, yo James J.Billy vivía a las afueras de transilvania con mis padres en una vieja casa de madera fría y húmeda, que pasó de generación en generación.

Todo iba bien hasta el día de mi cumpleaños, el día 6 de junio de 1666, ese día cumplía 16 años. Hicimos una gran fiesta con toda la familia y amigos.

De noche cuando todos se habían quedado dormidos, un amigo mio me despertó y me dijo.

-¡Billy, Billy despierta!  tengo un regalo para ti.
- ¿De que se trata? -le pregunté
- Es algo muy especial. -dijo

Cuando lo toqué me entró una sensación muy muy extraña, nunca había notado tal escalofrío.
Lo abrí y vi una tabla de madera con números y letras, Parecía muy antigua.

- ¿Qué es? - le pregunté.

El me contó que era una herramienta para abrir portales espirituales, para poder comunicarse con los espíritus del más allá. También me contó que la había encontrado en el sótano de una vieja mansión.

- Juguemos.-dijo
- ¿Cómo se juega? -Le pregunté.

- Tenemos que sentarnos alrededor del tablero, poner un vaso boca abajo encima del tablero, poner los dedos encima del vaso y por último hacer preguntas como ¿hay alguien aquí?,¿hay algún espíritu con nosotros?
Después de unos 10 minutos de que no pasara nada, de repente el vaso se movió a la casilla de si. Seguimos haciendo preguntas durante 30 minutos más y no ocurrió nada. Acto seguido dejé la tabla debajo de la cama y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente, todos se habían marchado y nos quedamos mis padres y yo solos en la casa. Después de cenar, fui a mi cuarto para ver mejor aquel extraño artefacto para abrir portales. Lo tenía en las manos, mirándolo de frente, cuando algo me empujó a darle la vuelta. Al darle la vuelta vi que había algo escrito con arañazos.

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Decía así: Tienes que realizar el ritual de Jeff the killer y las instrucciones de como hacerlo.
Delante de un espejo, pon dos velas un cuchillo de cocina y con los ojos cerrados y la luz apagada tienes que decir estas frases: Jeff the killer te traigo este cuchillo como ofrenda, te traigo este cuchillo para que juguemos juntos, Jeff the killer ven a jugar si te atreves, Jeff the killer quieres jugar conmigo?

Aquella misma noche, decidí a hacer el ritual por la curiosidad que sentía hacia este tipo de cosas. Lo prepare todo en el baño del piso de arriba y dije las frases. Cuando abrí los ojos, en el espejo vi una figura terrorífica. Asustado me di la vuelta, pero no había nadie. De espaldas al espejo, sentí como si me estuvieran tocando la espalda. Rápidamente me gire para ver lo que estaba pasando, el espejo estaba agrietado y el cuchillo había desaparecido. No podía creer lo que estaba pasando, estaba aterrorizado, no podía moverme. En ese momento sentía como si hubiera alguien conmigo, de golpe las velas se apagaron.

- ¿Hay alguien ahí?- pregunté.

Sentí un suave susurro pero no entendí lo que decía. Como estaba todo oscuro decidí encender las velas. Ante mi asombro el cuchillo había aparecido en la pica lleno de sangre. Salí corriendo a la habitación de mis padres, abrí la puerta. Estaba todo lleno de sangre, mis padres estaban muertos, de pronto algo me empujo fuera de la habitación y la puerta se cerró de un portazo. La casa empezó a temblar y se escuchó una risa espeluznante.

Intenté huir de la casa, pero todas las puertas y ventanas estaban cerradas. Intenté romper la puerta de salida, cuando de pronto escuché golpes en la puerta del sótano. Me acerqué y al tocar el pomo sentí como algo me arañaba la espalda. La puerta se abrió sola, al fondo de las escaleras había una tenue luz. Seguí La Luz hasta una especie de cripta que no había visto nunca. De pronto todas las velas se encendieron, la tabla estaba en el centro de la cripta y el vaso se movía solo formando la frase, Jeff the killer quiere jugar contigo. Di un paso hacia delante y de golpe el vaso salió volando hacia mi cabeza dejándome inconsciente.
Al día siguiente, al despertar en mi cama, me di cuenta de que todo había cambiado, intenté llamar a alguien pero nadie podía verme ni escucharme.

Salí corriendo de la casa y vi que todo era diferente, ya no estábamos en el año 1666,

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