miércoles, 2 de noviembre de 2016

La pierna ortopédica


LA PIERNA ORTOPÉDICA
Un relato de Carmen Ruiz
Maria y Carlos eran un matrimonio aparentemente normal, dirían los que los conocían, pero la verdad solo la conocían ellos dos.
Vivían en un caserón en el campo que tenía más de 200 años y que había pertenecido a la familia de Carlos durante muchas generaciones.
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El último invierno fué muy duro y Carlos cayó enfermo y murió.
Antes de morir le pidió a su mujer que no enterrase la pierna con él, que la guardase en el desván, donde él había sido tan feliz, María no lo entendía, pero le dijo que así lo haría.
Después del entierro, María pidió a uno de sus sirvientes que llevase la pierna al desván, que ella todavía no se sentía con fuerzas de entrar en aquella estancia donde su marido había pasado la mayor parte de su matrimonio.
Pasados unos días, María estaba durmiendo una noche y comenzó a escuchar unos golpes que le eran familiares, parecían las pisadas de la pierna ortopédica de su marido, no podía ser, se dijo a sí misma para tranquilizarse, se tapó la cabeza con las mantas se volvió a dormir.
A la noche siguiente los golpes se repitieron, y además, le pareció escuchar la voz de su marido que la llamaba: ¡Mariaaaa! ¡Mariaaaaa!, serán imaginaciones mías, pensaba, los nervios del entierro, y se volvió a dormir.
Pero pasaron los días y todas las noches se repetían los mismos ruidos, los golpes, y Carlos llamando a su mujer con voz de ultratumba. ¡Maríaaaaaa! ¡Mariaaaaaaaaaaaaaaa!






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Cuando amaneció mandó a un sirviente que subiera al desván a mirar qué había, pero el hombre bajó extrañado diciendo que no había visto nada extraño, que todo estaba como el señor lo había dejado, María le preguntó si la pierna seguía en su sitio, y el hombre le contestó que estaba dentro del baúl donde él mismo la había dejado después del entierro,
La mujer se quedó perpleja, no entendía nada, ¿estaría todo en su cabeza?, ¿se estaría volviendo loca?.




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La atmósfera en aquella casa era deprimente, los retratos y objetos de los pariente fallecidos parecían vigilar a los habitantes.
Carlos era un hombre serio e introvertido, que no se relacionaba con casi nadie.
Era 20 años mayor que su esposa, había luchado en la guerra y de resultas de aquello le faltaba una pierna, y por eso llevaba una pierna ortopédica.
La mujer temía a su marido, aunque nunca fué violento con ella, veía algo terrorífico en su mirada.
Cuando María estaba en la cama por las noches y lo escuchaba llegar con sus fuertes pisadas, se hacía la dormida, para no ver aquellos ojos maléficos.


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Una noche María se atrevió a salir al pasillo para ver de dónde venía los ruidos y las voces, recorrió los pasillos y acabó delante de las escaleras que conducían al desván, el corazón casi se se le sale del pecho al comprobar que los ruidos salían de aquella puerta, aterrorizada se volvió a su habitación y se metió en la cama temblando de miedo.


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Cuando a la noche siguiente los ruidos volvieron, María se armó de valor y se decidió a subir al desván, no podía seguir más con aquello.
Mientras iba subiendo los peldaños, la voz fué aumentando de volumen, ¡Maríaaaaa! ¡Maríaaaaaaaaaaa!
Cuando María entró en el desván lo encontró todo lleno de telarañas, trastos viejos y cuadros fantasmagóricos y terroríficos, pintados al parecer por su marido, y en el centro, un gran baúl viejo, del que salía aquella voz de ultratumba: ¡ Mariaaaaaaa! ¡Maríaaaaaaaaaaaaaa!
María abrió el baúl, y lo que allí vió la hizo caer al suelo, muerta en el acto de puro terror, el baúl estaba ¡VACIOOOOOOOO!
A la mañana siguiente, cuando llegaron los sirvientes, encontraron a María muerta, al pie de las escaleras del desván, abrazando ¡LA PIERNA ORTOPÉDICA DE SU MARIDO!






EL ritual de Jeff the killer


Corría el año 1666, yo James J.Billy vivía a las afueras de transilvania con mis padres en una vieja casa de madera fría y húmeda, que pasó de generación en generación.

Todo iba bien hasta el día de mi cumpleaños, el día 6 de junio de 1666, ese día cumplía 16 años. Hicimos una gran fiesta con toda la familia y amigos.

De noche cuando todos se habían quedado dormidos, un amigo mio me despertó y me dijo.

-¡Billy, Billy despierta!  tengo un regalo para ti.
- ¿De que se trata? -le pregunté
- Es algo muy especial. -dijo

Cuando lo toqué me entró una sensación muy muy extraña, nunca había notado tal escalofrío.
Lo abrí y vi una tabla de madera con números y letras, Parecía muy antigua.

- ¿Qué es? - le pregunté.

El me contó que era una herramienta para abrir portales espirituales, para poder comunicarse con los espíritus del más allá. También me contó que la había encontrado en el sótano de una vieja mansión.

- Juguemos.-dijo
- ¿Cómo se juega? -Le pregunté.

- Tenemos que sentarnos alrededor del tablero, poner un vaso boca abajo encima del tablero, poner los dedos encima del vaso y por último hacer preguntas como ¿hay alguien aquí?,¿hay algún espíritu con nosotros?
Después de unos 10 minutos de que no pasara nada, de repente el vaso se movió a la casilla de si. Seguimos haciendo preguntas durante 30 minutos más y no ocurrió nada. Acto seguido dejé la tabla debajo de la cama y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente, todos se habían marchado y nos quedamos mis padres y yo solos en la casa. Después de cenar, fui a mi cuarto para ver mejor aquel extraño artefacto para abrir portales. Lo tenía en las manos, mirándolo de frente, cuando algo me empujó a darle la vuelta. Al darle la vuelta vi que había algo escrito con arañazos.

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Decía así: Tienes que realizar el ritual de Jeff the killer y las instrucciones de como hacerlo.
Delante de un espejo, pon dos velas un cuchillo de cocina y con los ojos cerrados y la luz apagada tienes que decir estas frases: Jeff the killer te traigo este cuchillo como ofrenda, te traigo este cuchillo para que juguemos juntos, Jeff the killer ven a jugar si te atreves, Jeff the killer quieres jugar conmigo?

Aquella misma noche, decidí a hacer el ritual por la curiosidad que sentía hacia este tipo de cosas. Lo prepare todo en el baño del piso de arriba y dije las frases. Cuando abrí los ojos, en el espejo vi una figura terrorífica. Asustado me di la vuelta, pero no había nadie. De espaldas al espejo, sentí como si me estuvieran tocando la espalda. Rápidamente me gire para ver lo que estaba pasando, el espejo estaba agrietado y el cuchillo había desaparecido. No podía creer lo que estaba pasando, estaba aterrorizado, no podía moverme. En ese momento sentía como si hubiera alguien conmigo, de golpe las velas se apagaron.

- ¿Hay alguien ahí?- pregunté.

Sentí un suave susurro pero no entendí lo que decía. Como estaba todo oscuro decidí encender las velas. Ante mi asombro el cuchillo había aparecido en la pica lleno de sangre. Salí corriendo a la habitación de mis padres, abrí la puerta. Estaba todo lleno de sangre, mis padres estaban muertos, de pronto algo me empujo fuera de la habitación y la puerta se cerró de un portazo. La casa empezó a temblar y se escuchó una risa espeluznante.

Intenté huir de la casa, pero todas las puertas y ventanas estaban cerradas. Intenté romper la puerta de salida, cuando de pronto escuché golpes en la puerta del sótano. Me acerqué y al tocar el pomo sentí como algo me arañaba la espalda. La puerta se abrió sola, al fondo de las escaleras había una tenue luz. Seguí La Luz hasta una especie de cripta que no había visto nunca. De pronto todas las velas se encendieron, la tabla estaba en el centro de la cripta y el vaso se movía solo formando la frase, Jeff the killer quiere jugar contigo. Di un paso hacia delante y de golpe el vaso salió volando hacia mi cabeza dejándome inconsciente.
Al día siguiente, al despertar en mi cama, me di cuenta de que todo había cambiado, intenté llamar a alguien pero nadie podía verme ni escucharme.

Salí corriendo de la casa y vi que todo era diferente, ya no estábamos en el año 1666,

lunes, 31 de octubre de 2016

¡Un viaje de muerte!

Eric y Leo  habían quedado en el bar “Los Delirios”.  Rosa, Ana y Luis vivían al otro lado del pueblo, no muy lejos del cementerio, y también se reunieron para encontrase con sus amigos en la parada del autobús a las 20:30h.
Era la Víspera de Todos Los Santos y en el pueblo vecino de Valle Oscuro se celebraba la fiesta anual de Halloween.
Todos se habían disfrazado y les resultó algo difícil reconocerse entre tantas brujas, hechiceros, diablos, muertos vivientes  y calaveras.
Se subieron al autocar y se quedaron impresionados de la decoración en su interior: había telarañas por el techo y las esquinas, los sillones y las cortinas estaban rotos, la tapicería desgarrada y  sonaba de fondo una espantosa música de ultratumba.
Entre el asombro y las risas se acomodaron en la parte delantera  y , enseguida,  el autocar se puso en marcha.
Apenas hubieron recorrido varios kilómetros cuando el vehículo realizó un cambio de sentido y se dirigió de vuelta al pueblo.
Con la oscuridad de la noche no pudieron reconocer exactamente  dónde se encontraban, así que  uno de los chicos decidió acercarse al conductor para preguntarle sobre aquel incidente.
Para su asombro, el hombre parecía estar totalmente ido: su cabeza se movía dibujando círculos y su boca balbuceaba sonidos difícilmente inteligibles.
El chico tocó el hombro del hombre quien cayó hacia delante y golpeó el claxon, que comenzó a sonar de forma estruendosa y continuada.
En unos instantes el kaos se había apoderado del autobús  y  sus ocupantes arrancaron  a correr y gritar como histéricos en su interior.
La única que permaneció en su asiento fue  Rosa. Había intentado llamar a sus padres para contarles lo sucedido pero el móvil no funcionaba… Sin embargo, consiguió tranquilizarse al comprobar que conocía el lugar al que estaban llegando.
Dos farolas iluminaban con una  luz muy tenue la entrada del cementerio. Los jóvenes volvieron a  sus asientos y  el autocar realizó una parada.


Las puertas se abrieron , una ráfaga de aire gélido se introdujo en el interior y  comenzaron a subirse toda clase de seres de aspecto aterrador que desfilaron por el pasillo hasta alcanzar los asientos traseros.
¡Ni el mejor de los disfraces que habían visto podía compararse con aquellos!.
El autobús reanudó la marcha y empezó a circular..nadie hablaba, ¡se les había helado el aliento a todos!.
¿Quiénes eran aquellas criaturas?, ¿qué estaba pasando?, ¿a dónde se dirigían?.

Volvió a sonar la música del casete. Las ánimas sonreían, ¡ no querían perderse la  fiesta de Halloween!.
El autobús realizó una nueva parada: habían llegado a  Valle Oscuro.¡Todos los ocupantes abandonaron el vehículo!.


Margarita Ossorio Montero +++


EL Dependiente Amable


Era una tarde de otoño, ya casi cerraban el almacén, cuando de repente aparece un hombre de estatura baja, con una verruga en la nariz y de allí saliendo unos grandes pelos blancos.
Se dirige cojeando hacia el dependiente.
El dependiente no se lo esperaba, él cliente le dice con voz gruesa y entrecortada, mostrando una sonrisa, de la cual se le veía un solo diente…. Necesito hablar con usted.
El dependiente abre sus ojos horrorizado… le dice.. Buenas tardes y sonríe con cara de susto, en que le puedo ayudar, el cliente de su mochila negra saca unos cuchillos grandes y muy afilados, con el mango roto, vengo a que me cambien estos cuchillos, pues solo los he comprado la semana pasada, estaba en el sótano preparando un caldo de pollo en mi caldero de fango, cuando al cortarle la cabeza al pollo, se le cayó la hoja y se me clavo en el medio del pie y me salió mucha sangre.
El dependiente al oír sangre, se saboreo los labios, sin que el cliente se diera cuenta, el coge los cuchillos y se los lleva a un cuarto oscuro. Regresa al momento y le dice, puede por favor volver mañana, donde le tendré respuesta de su petición.
El cliente marcha, pero nota algo extraño en aquel dependiente, sus ojos, esos ojos brillaban de una manera especial y él se pregunta ¿Por qué le brillan así los ojos?
Al día siguiente, regresa temprano, el dependiente lo ve, se le acerca diciéndole, tengo sus cuchillos los hemos mandado a la fabrica y los han devuelto reparados, pues lo único que les sucedía era que se les había caído una pieza.
El cliente se lleva los cuchillos; Pero cuando abre la caja encuentra una dirección y dice:
Lo espero a las 23:00 horas de esta noche.
El cliente regresa a su casa y espera la noche.
Comienza a caer una gran tormenta… Sale de casa y se dirige a la dirección de aquella nota.
Llega a la puerta y se encuentra con un gran picaporte con una cara de gárgola.
Llama a la puerta Toc-Toc-Toc.
Sale el dependiente y le dice, pase usted por favor… La casa era oscura y tenía unas grandes y pesadas cortinas rojas.
Tome asiento, el cliente se sienta y se pregunta…. ¿ por qué me ha invitado aquí?
Le acerca una taza y le dice, le traigo este caldo de pollo, él contesta está rica.
El Chico de la tienda, le responde me alegra que le guste, está hecha con los cuchillos que le he devuelto esta mañana, yo mismo los he utilizado antes de devolverlos.
Cae un Rayo… Se produce un apagón y cuando menos lo espera, le coloca la mano fría en su hombre y se le cerca al oído y le habla con un pequeño susurro…. Se me ha olvidado decirle, que no le he devuelto todos los cuchillos…..


domingo, 30 de octubre de 2016

Jack Silence: el orígen.


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Jack Silence había pasado su vida entre sangre y violencia. Cada tatuaje de su cuerpo honoraba a cada una de las viudas que dejaba a su paso. Mientras otros pistoleros eran hábiles en el uso del revólver, Jack se había especializado en el uso del cuchillo, en sus distintas artes, el degollamiento o el lanzamiento a distancia para atravesar el corazón de su vícitma. Nunca una víctima era inocente, todas merecían la muerte, a menos, eso era lo que pensaba Jack.

Nunca nadie le oyó hablar, susurrar o gritar. Hacía honor a su apellido, porque su único lenguaje era el de las armas blancas, rápidas y mortíferas, justicieras. Pero de todo eso ya hace mucho tiempo.

Desde hace una década Jack Silence es ahora conocido como el predicador Jack. Cansado de ser el mejor aliado de la muerte, decidió redimir sus pecados y dedicar su vida a difundir la justicia divina y el perdón en lugar de violencia y muerte. Desde que inició esa nueva vida, jack había alcanzado la paz interior, e incluso el amor, encarnado en su esposa Mary Ellenne Sullivan, y en sus dos hijos, el mayor de ellos Jack, y la pequeña Susan.

Pero los fantasmas del pasado siempre regresan cuando menos lo esperas. Aquella mañana, Harry, el hijo del sheriff entró rápidamente en la parroquia, para pedirle a Jack Silence, el predicador que corriera a conceder los santos sacramentos a su padre, que yacía moribundo en medio del pueblo, tras un tiroteo con unos pistoleros.

Jack montó a su caballo y galopó junto a Harry las 3 millas que separaban la parroquia de Jack del pueblo. Cuando llegó, el padre de Harry ya había fallecido, pero aún así le practicó la extremaunción como su fé mandaba.  Jack entró en el Saloon del pueblo en busca de los pistoleros que habían matado al Sheriff, pero el tabernero avisó a Jack que hacía un buen rato que habían marchado del bar.

Cuando Jack regresó a su casa, sonaron varios disparos. En la puerta de la casa, yacía muerta su pequeña Susan, y todavía estupefacto, pudo observar como su hijo Jack salía corriendo de la casa y un disparo por la espalda atravesaba sus pulmones.  Jack se apresuró a entrar en la casa, y comprobó como 5 personas se turnaban para violar a su mujer que estaba desnuda en el suelo y golpeada. Jack se avalanzó sobre el pistolero que en esos momentos montaba a su esposa, pero los otros cuatro le atraparon, y le ataron a una columna, inmovilizado, para que siguiera observando la violación hasta su final. Cuando el último de los hombres hubo satisfecho su necesidad sexual, dispararon a Mary Ellenne en la cabeza.

¿Recuerdas lo que hiciste a mi hermano Jack?. Fue lo último que escuchó Jack Silence el predicador antes de morir con un disparo en la boca.

Los pistoleros se marcharon del pueblo y las gentes del pueblo enterraron al predicador y a su familia, así como al Sheriff de la ciudad, en el cementerio del condado, pero ningún cura quiso conceder ni a Jack ni a su familia los sagrados sacramentos, al entender que Dios había pasado factura de los crímenes anteriores de Jack.

Pasó un año de la tragedia. El pueblo había recobrado la normalidad. Casi nadie recordaba o quería recordar lo sucedido, pero las bestias de la noche pueden cambiar el rumbo de la historia. Aquella noche, una manada de lobos irrumpió en el cementerio y los lobos excavaron en la tumba hasta que el cuerpo de Jack quedó al descubierto. La lluvia pronto convirtió el cementerio en un lodazal, pero entre el lodo, se veía la imagen de un predicador, vestido de negro y con el alzacuellos blanco intacto. Las botas negras de Jack también estaban intactas. Su cara estaba completamente desfigurada, casi era una calavera. De las cuencas de sus ojos salían gusanos, y de la nariz salían dos arañas que habían construído allí su nido.

La lluvia arreciaba y la tormenta eléctrica también estalló. Los lobos permanecían alrededor de la tumba, y una figura humana se acercaba a la tumba de Jack. Era Selene, la mujer pelirroja perseguida por brujería de quien se dice que había yacido con el mismo demonio.  Selene miró al cielo y gritó unas palabras incomprensibles que provocaron la huída de los lobos, y que un rayo cayera del cielo hasta impactar con el cuerpo de Jack.  Al cabo de unos minutos, Jack se levantó del suelo, en su torso podían leerse las palabras Black Sabbath, y un cinturón con cuchillos rodeaba la cintura de Jack. Selene se dirigió a Jack para encomendarle su misión, matar a todos quienes negaron los sacramentos de los difuntos, y vengar la muerte de su familia. Pero Selene tenía también otro mensaje para Jack: ofrecerle vida en la muerte a cambio de que su señor, el demonio se quedara su alma. Jack renunció a su dios y clamó venganza. De esta forma, Jack se convirtió en el silencioso predicador satánico que está detrás de cada muerte no explicada que se produce en el mundo.

Ahora, la muerte es tan silenciosa como los cuchillos de Jack, que entrega a satán todas las almas arrancadas a Dios.


INGUMA

Naamah miraba distraída por la ventana el vuelo de los cuervos que revoloteaban alrededor del milenario roble, situado justo en medio del gran jardín que rodeaba la universidad. 
El señor Amazarac, profesor de mitos y leyendas, se dió cuenta de que la mayoría de alumnos imitaban el comportamiento de Naamah, prestándole nula atención. Así que calló de repente y se subió encima de la mesa, consiguiendo así la atención de todos los presentes.

-          Ya veo que no os interesa lo que os estoy contando y como se acerca la noche de Samhain, voy a explicaros la historia del demonio Inguma. – dijo el profesor con voz de ultratumba.

“Mau Mau o Inguma, también llamado Lamashtu en la demonología sumeria. Este demonio es uno de los demonios más malignos y despiadados. Un espíritu tan antiguo como el mundo, que arranca de los brazos de las madres a los niños para comerse su carne y beberse su sangre. Pero vosotros también debéis temerle ya que se alimenta de las almas de todos aquellos que sean puros.

Inguma es el creador de los malos sueños, las pesadillas y los terrores nocturnos. En la oscura noche, atraviesa las puertas convertido en niebla y se cuela por las rendijas más pequeñas hasta llegar a los pies de la cama de todo aquel que duerme. Si tenéis suerte, tan solo pasaréis una mala noche.

 Pero si el demonio quiere jugar, preparaos porque no descansareis hasta que os de muerte. Inguma os torturará cuando más indefensos os encontréis, sumidos en un plácido sueño que se convertirá en una eterna pesadilla. Sufriréis todos y cada uno de vuestros miedos, vuestras angustias se harán realidad y reviviréis vuestros temores una y otra vez, hasta que Inguma quedé satisfecho. 

Entonces, posará sus labios sobre los vuestros y vuestro último aliento será suyo para siempre. Y no creáis que así descansaréis, vuestra alma se unirá a su ejército de muerte. “

Naamah quedó hipnotizada por las palabras de su profesor. Sumida en el mundo de horror que había imaginado mientras él relataba la historia del demonio Inguma, no escuchó la campana que anunciaba el fin de las clases y cuando despertó de su ensueño todos sus compañeros se habían marchado y tan solo quedaba en clase el señor Amazarac.

Recogió sus cosas rápidamente y se dirigó hacia él, todavía con la mente obnubilada.

-          Profesor Amazarac, me ha dejado fascinada la historia de Inguma. ¿Podría contarme más sobre la cultura de la que proviene este demonio?  

-          Por supuesto Naamah, me alegra que te haya gustado esta leyenda. Todos los años en la noche de Samhain suelo reunirme con unos amigos para celebrar esta festividad. Si te apetece puedes venir, esa noche siempre contamos historias sobre mitología y precisamente iba a hablarles sobre Inguma.

Naamah salió de clase con una sonrisa, fantaseando con la idea de descubrir nuevas historias que habrían surgido años atrás para convertirse en leyendas y pensando que quizás, más que cuentos la gran mayoría debían de ser ciertas.

A las doce en punto tal y como habían quedado, Naamah llamó al timbre de la casa del profesor. Este la recibió vestido con una capa blanca, que ocultaba completamente su ropa y una capucha que dejaba entrever vagamente su rostro. Su brazo derecho sujetaba un candil que mantenía en alto y en su brazo izquierdo reposaba otra completamente igual, que le tendió a Naamah al tiempo que susurraba:

-          Pasa y ponte cómoda, estás en tu casa. Solo te pido que te pongas la capa, todos la llevamos y significa algo muy especial para nosotros. Más tarde te lo explicaré, ahora acompáñame abajo. Todos están deseando conocerte.

Naamah siguió al señor Amazarac por los pasillos tenuemente iluminados, hasta llegar a una puerta roja que se encontraba al final de la casa. El profesor abrió la puerta, desde la que pudo ver unas escaleras de caracol que descendían varios pisos y una intensa luz roja que iluminaba desde el fondo.

Con un rápido gesto que no alcanzó a adivinar, Amazarac la empujó con fuerza haciendo que se precipitará hacia la luz roja. Naamah rodó por los escalones gritando, intentando agarrarse a algo que parará la caída, pero un golpe la dejó inconsciente, tendida a los pies de la escalera.

Cuando su consciencia volvió y pudo abrir los ojos, Naamah quedó horrorizada. La habían atado de pies y manos sobre una gran losa de piedra. Estaba desnuda y llena de cortes que no dejaban de sangrar, creando pequeños ríos rojos que recorrían la losa hasta sus pies y formaban una cascada de sangre, dónde se amontonaban sus compañeros de clase aunque le costó reconocerlos. Con los ojos desorbitados y las capas manchadas de rojo, se peleaban entre ellos para conseguir beber de la sangre que resbalaba hasta el suelo.

Intentó liberarse de las cadenas que la ataban, pero su cuerpo no respondía. Quiso gritar por si alguien la oía y lograba rescatarla, pero sus labios no se movían. Sintió un escalofrío al oír una voz que susurraba a sus espaldas y que ella conocía perfectamente.

-          Naamah, Naamah…Quién juega con fuego puede quemarse, no debiste tentar al diablo.  ¡Inguma, oh dios de los eternos! Vestido de blanco te entrego al ser más puro de todos los tiempos, con su sangre tiñe nuestros cuerpos y con su alma llévanos contigo al eterno infierno -dijo el profesor acercándose a sus labios.

El frío se apoderó de su cuerpo cuando los labios de Amazarac rozaron los suyos y las lágrimas brotaban sin cesar resbalando por sus mejillas. Sentía como su último aliento la abandonaba poco a poco, colándose entre sus dientes hasta las fauces del demonio. Sus manos habían dejado de arañar la losa, sus pies reposaban inertes y sus ojos sin expresión…ya no tenía fuerzas para luchar.

Cuando los labios del profesor se alejaron de Naamah las cadenas que la ataban se liberaron, sus ojos se tornaron fuego y de su espalda salieron unas enormes alas negras que la elevaron hasta el techo.


Por fin Amazarac tenía a su ángel caído,la líder que los guiaría hacía el infierno y a un grupo de alumnos muertos sedientos de sangre. Y juntos, atemorizan a los pobres ingenuos que osan sumirse en un placentero sueño, robando sus almas para convertirlas en guerreros de Inguma...en guerreros de la muerte. 

La extraña visitante.


Resultado de imagen de una bruja viene a verme


En la víspera de Halloween, Ron Malson se encontraba fumando un cigarrillo en el balcón de su apartamento. Desde allí divisaba como chicos y chicas de todas las edades disfrazados de personajes terroríficos picaban en los timbres de las puertas de la gente, para asustarles y pedir caramelos a cambio.

En su ordenador sonaba la música de Metallica, lo cual no impidió que escuchara el timbre de la puerta que sonaba insistentemente. Se fue hacia la puerta sin pensar, pensando que algunos de esos chavales con ganas de juerga habían escogido al azar su apartamento, y le tocaba elegir entre susto o trato. Abrió la puerta de golpe, pero para su sorpresa no había ningún chaval en la puerta, sino una hermosa joven que le dirigió una intensa mirada mientras le decía:

.- No me conoces, pero yo a tí sí. Necesito que me dejes entrar y contarte algo asombroso, algo que no te puedes ni imaginar.

Ron, que no dejaba pasar a nadie al interior de su apartamento, no lo dudó. La joven dió unos cuantos pasos hacia el interior del apartamento, mientras Ron cerraba la puerta y la acompañaba para que tomara asiento. Tras disminuir un poco el volumen de la música, le ofreció algo de beber. Ella pidió algo dulce, y Ron le ofreció una copa de destilado de granada sin alcohol, mientras la chica agradecía con una leve sonrisa el ofrecimiento.

.- Dime. Has conseguido captar mi curiosidad. ¿qué es eso de que me conoces? y ¿qué es eso tan asombroso que me tienes que contar?.- preguntó Ron.

.- “Mi nombre actual es Heather, aunque cuando te conocí me llamaba Anne Goldin…”

.-¿cómo que cuando nos conocimos?. Yo no te he visto nunca.- interrumpió Ron.

.- “te ruego que me permitas explicarme, y aunque suene extraño, tú y yo nos conocemos hace más de 200 años, aunque ni con este nombre y con este aspecto. Tus sueños, tu soledad, tu forma de comportarte con la gente…. ¿nunca te has preguntado por qué eres tan diferente al resto?. Preguntó Heather.

.- Debe tratarse de una broma, pero dime ¿quién te ha enviado?. Hoy es día de bromas y de sustos, pero me parece que lo tuyo es una broma pesada. No sé como sabes esos pensamientos que tengo a veces, ni lo de mis sueños, porque nunca los he compartido con nadie, pero….

Ahora era Heather quien interrumpía poniendo el dedo índice sobre los labios de Ron, pidiendo que guardara silencio.- “Déjame seguir, Ron”.- dijo Heather.

.- Tu nombre real no es Ron, sino Wickle. La razón por la que no encajas aquí, es porque tanto tu espíritu como el mío son especiales. Tu eres un poderoso brujo que has muerto y vuelto a reencarnarte durante miles de años, y yo soy una hechizera cuyo nombre como ya te he dicho fue Anne Goldin. Fuíste tú quien me conferiste el poder de realizar conjuros. Fuíste tú el que convertiste a la hija de un humilde pastelero en lo que soy, y fuíste tú la persona, querido brujo, la fuerza que me hizo sentir el amor y la pasión que nunca más he vuelto a sentir con nadie.

Ron sonreía.Pensaba que aquella chiflada se había escapado de algún psiquiátrico, pero era guapísima, su mirada era angelical, y lo que decía tenía el encanto de una historia tan bonita como fantasiosa.  Mientras escuchaba, Heather seguía con su historia.

.- La razón por la que vengo a verte es porque necesito que vuelvas a mi lado. Solo durante el día de hoy puedo reencarnarme en humana para explicarte ésto y conseguir que vuelvas. Es por ello que no tenemos mucho tiempo.

Ron decidió intervenir:

.- Está bien, Heather o Anne, o como quiera que te llames. Me pareces una mujer guapísima e inofensiva, pero creo que no debes estar muy bien de la cabeza. De todas formas, imagina que me creo tu historia, y soy el brujo más milenario de la historia.  ¿por qué no tengo poderes y ¿qué quieres decir con que vuelva contigo?, ¡ahora estamos juntos!

Heather se disponía a seguir, cuando una insospechada tormenta de rayos y truenos asustó a Ron, y una intensa lluvia arreciaba como si quisiera inundar todas las calles, provocando que cada gota de agua que golpeaba en el suelo, sonara como un martillazo en la cabeza de Ron. La noche se había cerrado de golpe, y Ron se apresuró a cerrar la puerta del balcón para evitar que ningún rayo despistado se colara en su casa. Seguidamente, volvió a su asiento para seguir escuchando a Heather, no sin antes encender un cigarrillo.

Tan pronto como tomó asiento, Heather continuó:

.- Este cambio de tiempo es la señal. No tengo mucho tiempo para explicarte mucha cosas. Sólo te diré que me has de creer. Tus sueños sobre surcar los cielos volando… todo es verdad.  No eres un brujo milenario, Wickle, eres el brujo más fuerte de la historia. Tienes el poder de la transmutación y de la comunicación con animales y plantas. Tienes el poder de atravesar la piedra con tu mirada, y tienes el poder de invocar al rayo y dirigirlo hacia donde quieras, y tienes el poder de conferir parte de tus poderes a alguien en quien confíes. Eso es lo que hiciste conmigo cuando nos conocimos en 1780. Tuvimos una romántica y pasional historia, y me enseñaste algunos de tus secretos mejor guardados, me enseñaste algunos hechizos y me concediste la vida eterna, solo que tu conjuro fue inacabado….

Ron seguía incrédulo el discurso de Heather, aunque, empezaba a sospechar que no todo era tan falso, porque era cierto que tenía desde hace semanas un sueño recurrente en el que volaba.

.- Sí Wickle. Estabas formulando aquél conjuro para darme el don de la inmortalidad del alma y la eterna juventud, cuando el demonio Ankor, tu principal rival, y señor del mal, te atravesó con su flecha envenenada para que murieras en aquél cuerpo y que en el resto de reencarnaciones que tuvieras no recordaras nunca tu auténtico ser ni la razón de tu existencia. Oh Wickle, A mi me quemaron en la hoguera por bruja en Suiza en 1782, y desde entonces solo puedo tomar cuerpo humano una vez al año coincidiendo con el día en que me quemaron. Te demostraré que tienes algún poder que no conoces y que puedes utilizarlo ahora, pero no recuperarás tus poderes hasta que no transmutes en cuervo.

-Está bien hechizera, supongamos que te creo. ¿cuál es ese poder que tengo y que dices que no conozco?.- Preguntó Ron.

- Tienes dos poderes que te demostraré. El primero de ellos es fácil: tienes el poder de hacer que la lluvia cese, con tan solo desearlo. Ahora puedes hacerlo. Llueve intensamente y puedes hacer que pare si te concentras unos segundos.

Ron se concentró en el cese de la lluvia y efectivamente la lluvia cesó de golpe;

.- Alucinante.- sonrió.- ha sido una casualidad. Ya veremos si puedo hacerlo nuevamente cuando vuelva a llover.

.- Claro que sí!. -dijo Heather.- y el segundo poder que puedo mostrarte es precisamente ese, el de volver a invocar la lluvia y al rayo. Hazlo y descubre tu poder.

Ron se concentró en invocar la lluvia y al rayo, y ambos se manifestaron nuevamente. Extrañado y asombrado, Ron se pasó algunos minutos invocando la lluvia y al rayo y haciéndolos cesar, hasta que el clima se convirtió en una contínua intermitencia de lluvia.

Ron miró a Heather:

.- No sé como lo has hecho, pero te creo. Enseñame más.- inquirió a la joven.

.- Desgraciadamente no puedo mostrarte más. Nos queda muy poco tiempo, y si haces lo que te digo, y confías en mi, pronto dejarás de ser Ron y volverás a ser Wickle, volverás a disponer de todos tus poderes y estaremos juntos nuevamente por toda la eternidad, si lo deseas. Si no haces lo que te digo, por extraño que parezca, no volveré a poder regresar y nuestras almas quedarán desconectadas para siempre.

.-Está bien, Heather. Dime qué he de hacer para recuperar todos mis poderes y volver a ser Wickle. .- Ahora Ron estaba ansioso por ver como acababa esa historia.

.- Bien Wickle. Ante todo debes tomar unas gotas de esta pócima que tu mismo me enseñaste a elaborar. Contiene salvia, un hongo mágico,  mandrágora y una infusión realizada con la sangre y el ojo de un cuervo. Te ayudará a la transmutación. Debes asomarte al balcón antes de media hora, subir a la barandilla y tirarte al vacío. Tu cuerpo se precipitará al suelo, pero tu alma escapará volando y te convertirás en cuervo antes de volver al estado humano o animal que quieras. En ese momento habrás recuperado todos tus poderes y estaremos juntos para siempre.

Ron encendió un nuevo cigarrillo, y se levantó del sillón donde estaba sentado, mirando hacia el balcón. ¿quieres que me tire por el balcón?. Creo que no, lo siento. me tomaré tus gotas, pero no me tiraré por el balcón… y de un manotazo arrebaró el frasco que Heather sostenia en sus manos y que contenía la pócima mágica que había preparado para la ocasión. La bebió de golpe, pero no unas gotas, sino el frasco entero.

Ron se sintió mareado. La pócima tuvo un efecto inmediato. En su entorno, Ron percibía cuervos y almas, estrellas deslumbrantes y una luna llena. Decenas de recuerdos de vidas ascentrales vinieron a su mente. Todo el conocimiento del mundo, todas las lenguas volvieron de golpe a su cerebro. Empezó a dar vueltas, hasta que atinó a abrir la puerta del balcón. Se subió con ayuda de una silla a la barandilla, y sin poder guardar el equilibrio ni siquiera durante unas décimas, se precipitó al vacío.

Heather miraba ahora el cuerpo inerte de Ron allí abajo en el suelo, con la cabeza abierta y desangrada, mientras algunos curiosos se acercaban al cadáver. Heather sonreía desde el balcón, mientras su rostro se desfiguraba y se convertía en el demonio Ankor, capaz de inducir a la muerte a cualquiera.

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Al día siguiente, la prensa local se hacía eco del triste desenlace de un vecino del pueblo, que sin saber cómo ni por qué, había decidido acabar con su vida arrojándose desde el balcón de su casa. El demonio había triunfado.

Pero, a lo lejos, imperceptibles ante la oscuridad de la noche, se entreveía el vuelo de dos cuervos que se dirigían hacia la montaña. Tras el salto de Ron, la trasnmutación en Wickle había tenido lugar. Las almas de Wickle y Anne se habían reencontrado, y quizás la estrategia del demonio Ánkor no había resultado tal y como el impostor esperaba.  Ya en las montañas un hombre y una mujer desnudos sonreían mientras estrellaban contra el suelo un frasco igual al que Ron había tomado pero con un contenido que provocaba la muerte del cuerpo y del alma, tal y como el demonio preveía. El cambiazo que Anne le había dado a Ankor había funcionado. La estrategia de Anne había sido milimétricamente calculada durante siglos. La lluvia caía intermitente sobre el pueblo y cientos de rayos cruzaban el cielo una y otra vez durante esa noche. Wickle había vuelto gracias a la astucia de Anne.